Misión de Tiziano

Esa nota que llego tan peculiarmente, muy hermosa en verdad, muy extraña, pero no pude evitarlo, vi como el globo se prendía fuego y luego se extinguía con el mismo viento que soplaba esa noche. Me puse de pié, me puse la mochila y fui saltando alegremente con la nota en mi mano, un poco sorprendido aún, ya que el papel no se mojaba. El remolque se encontraba medianamente cerca, unos metros nomas, lo conocía bien, aquél charlatán solía hacer demasiado ruido en él con las putas que llevaba consigo.

Unos pasos se hicieron escuchar, eran esos infectados que rondaban por doquier, traté de apurarme, ir con sigilo. Guardé la nota en mi mochila y saque el desodorante con el encendedor que guardaba dentro de ella, lentamente caminé hasta llegar al remolque. Noté que estaba sobre una pendiente, cualquier cosa que haga podía terminar derrumbando el maldito puterío. Abrí la puerta, o eso quise hacer, ya que estaba cerrada. Tenía cuatro ventanas, una en cada pared del lugar, la que estaba cerca de la puerta estaba completamente cerrada, un mueble o algo interrumpía el paso, por lo que tuve que ir por la del extremo contrario a la pendiente. Ésta se encontraba con el mosquitero roto, un agujero muy pequeño, nada difícil para un contorsionista, lo que si me iba a costar, era subir hasta allí.

Los jadeos de un infectado me hicieron asustar, al mirar atrás, lo vi, aquél que venía corriendo a toda prisa para convertirme en su cena. Dí un grito y me agaché, metiéndome por debajo del remolque, cubriendo por completo mi cuerpo. Al ir hacia atrás, pateé algo, lo miré un poco asustado, se trataba del cuerpo de uno de los animales del circo, nada fuera de lo normal, sólo que era el alimento de otro infectado que se encontraba ahí. Grité nuevamente, salí por debajo de la puerta del remolque justo cuando ambos infectados se arrastraban por el suelo para tomarme. Con un pequeño salto me puse de pié y esperé. Tomé todo el valor que pude para cuando uno de ellos salía de ahí sin darle la oportunidad de incorporarse le pudiese patear la cabeza y usar el desodorante como un lanzallamas.

Mi plan salió de maravillas, el primero empezó a arder y a correr, no podía verme debido al fuego, por lo que lentamente se fue alejando de mí, hasta que cayó al piso, muerto. El segundo, el que se estaba alimentando del animal, salió por el costado izquierdo, en donde se encontraba en un principio, por esa razón, ya estaba de pié y se dirigió corriendo hacia mí. No pude reaccionar de la misma manera, esquivé sus brazos y corrí contra el remolque para darme mas tiempo y poder acomodarme, encendí el encendedor, pero el viento apagaba el fuego, la desesperación era tal que cuando lo vi correr hacia mí, sólo atiné a tirarle de mi desodorante en sus ojos. Ésto hizo que quedase ciego por unos momentos, se golpeó contra el remolque, el cual se balanceó un poco y luego continuó arrastrándose por el suelo. Esa era mi oportunidad, lo patee empujándolo por el risco, escuchando sus gritos cada vez mas lejos.

Arrastré el cuerpo del animal hacia la ventana, no era mucho, pero podía ayudarme, me subí a él, o la parte firme que quedaba de él, y me introduje en el interior. Allí estaba todo revuelto y lo primero que vi, fue una nota del mismo papel pegada en la pared "tic toc, tic toc..." -¿Eso quiere decir que no tiene tiempo para escribir algo? dije alzando ambas cejas, observé el lugar, cuando quise caminar noté como el remolque se movía, tendría que estar jodiendo Si esta persona puede entrar aquí para dejar notas ¿Por que no tomó el diario? Dije para mi mismo. La mirada se me iluminó cuando vi un hermoso reloj colgando del techo, éste marcaba una hora distinta en ambas caras del mismo, con pasos lentos y cuidadosos, lo tomé y lo descolgué. En uno de sus costados había una traba manual, la cual abrí, allí estaba el diario, sonreí al verlo, dejé el reloj en el suelo y fui a la mesa junto a la entrada, en donde se encontraba otra nota.